domingo, 8 de enero de 2012

Programa 02/12 del 08 de Enero del 2012

VITALIDAD Y BUENOS PROPÓSITOS
Invitado: Dr. Rafael Álvarez Cordero
Médico y Escritor

Ya el puro hecho de seguir aquí es para celebrarlo.
Cumplir un ciclo más, un año más, implica dar una hojeada a lo vivido: anhelos alcanzados, sueños realizados, objetivos cumplidos; también para valorar los aprendizajes y experiencias adquiridas; por supuesto reconocer los pendientes y porqué no: el recuento de los daños, las perdidas físicas y emocionales. Pero sobre todo, una vez hecho el corte de caja, replantear el futuro y  volver a proponer las metas y los sueños del próximo ciclo.
Los llamados buenos propósitos de año nuevo, son más allá que una tradición, una estrategia de planificar a futuro, una línea imaginaria que nos lleva a lograr nuevos retos, incluso desde una visión gerontológica podría servir como una plan de autocuidado y prevención.
Proponernos propósitos que nos ayuden a vivir con más calidad y bienestar la etapa de la vejez puede ser sumamente beneficioso y gratificante.
Está comprobado que la práctica de ciertos hábitos puede ayudarnos a vivir con mayor calidad de vida o al menos a reducir los factores de riesgo que pueden llevarnos a desarrollar algún trastorno o enfermedad; estos hábitos saludables deben estar siempre en las listas de buenos propósitos: hacer ejercicio de manera cotidiana, mantener una buena nutrición, realizar actividades gratificantes en buena compañía, acudir con regularidad a revisiones médicas, generales, odontológicas y cognitivas; pero hay otra clase de actividades que tienen más relación con aspectos emocionales que físicos, y pueden llegar a tener igual o más significación para las personas que envejecen: Las actitudes ante la vida y ante la edad.
También se ha demostrado que una actitud positiva puede tener  un impacto muy favorable en la salud de las personas –entre personas centenarias el punto en común no han sido los hábitos saludables sino la actitud ante la vida-  pero sobre todo las actitudes positivas nos crean un ambiente propicio para las relaciones interpersonales y familiares que enriquecen nuestra calidad de vida.
La vitalidad es sin duda una de estas actitudes positivas que nos fortalecen, no olvides incorporarla en tus propósitos de año nuevo y en cada una de tus actividades y relaciones personales:         ¡se vital!

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